domingo, 24 de enero de 2010

Cuatro encuentros


"Usted sufre de la enfermedad americana por excelencia, y la sufre "a lo grande": el apetito, mórbido y monstruoso, de colores y de formas, de lo pintoresco y lo romántico a cualquier precio. No sé si llegamos al mundo con esta enfermedad, con la semilla implantada, como si precediera toda experiencia; quizá más bien la cogemos pronto, antes casi de desarrollar nuestra consciencia; es como si sintiéramos, cuando miramos a nuestro alrededor -para salvar nuestras almas o, al menos, nuestros sentidos-, que vamos a tener que valernos de ella. Somos como unos viajeros en el desierto, privados de agua y sujetos a un terrible espejismo, al tormento de la ilusión, de la sed acuciante. Ellos oyen el chapoteo del agua, ven jardines verdes y huertos que están a cientos de kilómetros. Así nos pasa a nosotros con nuestra sed; sólo que en nuestro caso es más maravilloso: tenemos ante nosotros siempre las bellezas que nunca hemos visto, y cuando al final las vemos (¡si tenemos la suerte!), simplemente las reconocemos. Lo que la experiencia hace es meramente confirmar y consagrar nuestro confiado sueño."

Henry James

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