domingo, 6 de julio de 2008

Cuadernos de Todo



"Casi nunca dejamos que un pensamiento nos habite por completo y que llegue en ramificaciones a donde tenga que ir. Siempre de un modo más o menos consciente lo vamos nostros mismos guiando y amarullando; y al querer encauzarlo y poseerlo le quitamos su fuerza. Yo siento, casi físicamente a veces, las barreras que levanto contra los pensamientos, a los que pocas veces dejo el campo libre. Hay contínuas tensiones nerviosas que les impiden su fluir adecuado.
No debo asustarme de tomar apuntes. Nada es definitivo. cuando se habla se dicen las mayores tonterías, y sin embargo es más fácil quedar satisfechos, creyendo haber comunicado algo a los demás. Pues ¿porqué un pedazo de papel, que después puede romperse, me ha de intimidar más que el rostro de otra persona?
Quizá influye la tendencia de los demás a reflejar aquiescencia. Los demás lo envalontonan y le lían a uno con su falta de crítica. Pero cualquier pensamiento a solas és más árido de levantar.
Todo debiéramos apuntar nuestras reflexiones. No por lo que valgan, sino porque dan lugar a otras- Al decir apuntarlas no me refiero solamente a escribirlas en un papel, sino a tirar de ellas sin permitir que se esfumen, convirtiéndose en esas estrellitas de luz que preceden el sueño. Es un buen trabajo el de tirar de los que se piensa, a aclararnos un poco entre todos.
SE suelen achacar los males del mundo a la neurosis, a la angustia. Pero esta angustia no es sino un resultado. Resultado de no entenderse, de ahogar los pensamientos. Yo nunca sufro más que cuando siento la cabeza llena de pensamientos sin cocer, sin formular, y sé que están ahí, pero los disperso a manotazos por no sentir la bulla que forman. Pero siguen estando, y aun que me escape, cuando vuelvo a casa el ruído continúa. El único remedio racional es abrirles la puerta y darles salida por orden."

Carmen Martín Gaite.

1 comentario:

esquilo dijo...

e que difícil que é dar-lhes a ordem certa de saída...

;)*